Travesía al encuentro con el polvo del Sahara

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Por Carmen Millán Pabón / end.cmillan@elnuevodia.com endi.com Todavía en alta mar, mientras se acercaban a las costas de África, cuatro puertorriqueñas conocieron de primera mano el nubarrón de polvo del Sahara, que convirtió en “insalubre” la calidad del aire de Puerto Rico tres días más tarde. Fue poco después de la medianoche del pasado 11 de mayo cuando el barco-laboratorio “Ronald H. Brown” quedó “ahogado” en la nube. La nave es el tercero de los cruceros Trans-Atlantic AEROsols Science Expedition pertenecientes a la Administración Nacional del Océano y la Atmósfera de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés). “Era de noche cuando estuvimos en plena tormenta de polvo. El nubarrón no fue por encima (del barco). ¡Estábamos sumergidos en el polvo! Salimos a caminar alrededor de la nave y se veía como si anduviésemos en una neblina, lo único, que no era aire limpio. Usualmente veíamos las estrellas, y la luna, pero esa noche no había visibilidad”, declaró Tamil Maldonado al servicio Caza Noticias de Endi.com, la página electrónica de El Nuevo Día. Ella es una de las cuatro puertorriqueñas que forman parte de la tripulación de científicos abordo del “Ronald H. Brown”. Con Maldonado Vega, Isha M. Renta, Juanita Escalera y Madelyn Vázquez Puello analizan el impacto del polvo del Sahara bajo el mando del doctor Vernon R. Morris, quien es doctor en Ciencias Atmosféricas del Instituto de Tecnología de Georgia, investigador principal de AEROSE y profesor asociado de Howard University, en Washington D.C., institución precursora de observaciones “in situ”. Las cuatro puertorriqueñas son parte de un equipo de diez investigadores cuya tarea es estudiar el polvo y otros aerosoles -sólidos y líquidos suspendidos en el aire- en toda su trayectoria, desde su punto inicial en África, hasta llegar al Caribe y así proveer data para la Organización Mundial Meteorológica (WMO, por sus siglas en inglés). Su “encuentro” con el nubarrón de polvo del Sahara duró del 11 al 13 de mayo, tiempo que les sirvió para analizar la atmósfera desde la superficie hasta 35 kilómetros de altura en la estratósfera, y en el océano, desde la superficie hasta dos kilómetros de profundidad. Tres días más tarde, el miércoles 16, el nubarrón se posó sobre Puerto Rico y transformó en “insalubre” el índice de calidad del aire, que rompió récords históricos al elevarse a 126, según la Junta de Calidad Ambiental. Hasta 50 se considera la calidad del aire como satisfactoria. Como parte de las investigaciones, comparan la data obtenida en el crucero con la data adquirida por los satélites para mejorar los modelos utilizados por instrumentos de investigación sobre clima y satélites en el espacio, para validar la precisión de esos aparatos. “Recordemos que la data obtenida por estos instrumentos y satélites es utilizada para llevar información del tiempo y el clima a nuestros hogares. Además, recopilamos muestras de aerosoles para analizar su composición química, microbiológica y propiedades físicas en laboratorios”, explicó Maldonado Vega. “Nos interesan sus repercusiones en la calidad ambiental, clima, química atmosférica y (de la) salud pública. Además, nos intriga cómo el polvo del Sahara interactúa con el océano y cambia sus propiedades físicas y biogeoquímicas”, explicó Maldonado Vega. El crucero regresa a costas estadounidenses el próximo fin de semana.