Desde hace varias décadas, científicos y expertos en el área de la generación y distribución de la energía eléctrica han estado considerando la idea de implementar recursos de energía renovable (recursos que se presentan como fuentes casi inagotables) en la generación de la energía eléctrica en Puerto Rico. Entre los expertos que han abogado y trabajado arduamente en pro de estas implementaciones como medida para reducir el costo y el impacto ambiental que tiene la generación de energía eléctrica por combustibles fósiles, se encuentran Efraín O’Neill y Agustín Irizarry, ambos doctores en ingeniería eléctrica y profesores del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Computadoras de la Universidad de Puerto Rico, Recinto Universitario de Mayagüez (RUM).

Entre sus propuestas, el doctor Irizarry incluye medidas como la generación local y personal de la energía eléctrica por medio de pequeños molinos de viento y la “dualidad del terreno”. Irizarry asegura que el uso de turbinas pequeñas reduciría factores como la dependencia a la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) y los ajustes por combustibles. Por su parte, la “dualidad del terreno” es una técnica que intenta optimizar el espacio limitado que existe en Puerto Rico (al ser una isla relativamente pequeña) que implica el utilizar parte del terreno para agricultura, la ganadería, etc. y una pequeña fracción para la colocación y uso de turbinas eólicas. Irizarry también asegura que la cantidad de recursos renovables con potencial para la generación de energía eléctrica en Puerto Rico es muy alta, desde la energía eólica (del viento) y solar hasta la utilización de biomasa y olas marinas como fuentes energéticas alternas, siendo las más viables para corto plazo la energía solar y la energía eólica. Sin embargo, Irizarry argumenta que cualquier medida para utilizar fuentes de energía renovable implican un impacto ambiental y que está en el pueblo puertorriqueño el dialogar sobre el asunto y llegar a un consenso sobre cuál sería la medida más favorable.

Por su parte, el profesor O’Neill propone, además de la inclusión de fuentes de energía alternas, una reestructuración de la AEE en cuanto a sus servicios de generación y distribución. Como asesor principal del Gobernador en asuntos energéticos y director del Instituto Tropical de Energía, Ambiente y Sociedad, O’Neill abogó por la implementación de recursos renovables en la producción de la energía eléctrica en Puerto Rico acompañados de una mejor distribución de los recursos (entiéndase la colocación de placas solares, turbinas eólicas, etc.). En su artículo Reestructurando la AEE para servir a Puerto Rico, O'Neill plantea varias de sus ideas sobre qué cambios debería implementar la Autoridad para mejorar los servicios que le ofrece al pueblo puertorriqueño y reducir los impactos ambientales dañinos que produce en nuestro ecosistema.

Como se puede observar en las noticias y en el diario vivir del puertorriqueño, algunas de estas medidas se han implementado a menor escala (molinos de viento y placas solares alrededor de la Isla, calentadores solares, plantas hidrostáticas, etc.), pero, como aseguran los profesores Irizarry y O’Neill, hace falta un diálogo entre los puertorriqueños y una reestructuración de las fuentes energéticas actuales para lograr una mejoría en nuestros sistemas de producción y distribución de energía eléctrica. Estos profesores, sin duda, son ejemplo del servicio que ofrece la Universidad de Puerto Rico, en este caso del RUM, al pueblo puertorriqueño. Sus contribuciones demuestran que el RUM no tan solo está a la vanguardia en la tecnología y las ciencias en Puerto Rico sino que también demuestra gran preocupación por los recursos naturales de la Isla y las crisis que enfrentan los puertorriqueños, tanto energéticas como, hasta cierto punto, financieras.