En riesgo la ciencia en PR

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Con la alta criminalidad, el desempleo y el menú de controversias políticas del día, ¿a quién le podría importar un asuntito de científicos?

De primera instancia, quizás el lector piense que los problemas de la Universidad de Puerto Rico (UPR) con la Fundación Nacional de Ciencias (National Science Foundation, NSF) no le conciernen. Pero el problema con la NSF no es un asunto que solo afecta a un puñado de académicos.

NSF es la principal agencia federal para la investigación científica básica. Los economistas, los químicos, los físicos, los matemáticos y los ecólogos, entre muchos otros profesionales de distintas disciplinas, miran hacia la NSF para apoyar sus proyectos y para darles estabilidad y reconocimiento a sus carreras académicas.

Además de financiar investigaciones de calibre mundial, la NSF invierte muchísimo en entrenamiento de estudiantes graduados y subgraduados, en edificios e instalaciones de investigación, en salarios para atraer y retener a investigadores, en programas para fomentar la comercialización de tecnologías y en educación científica escolar y para el público general. En fin, los fondos de la NSF apoyan una gran variedad de aspectos y sectores que van mucho más allá de las paredes de los laboratorios.

En el año fiscal 2010, dos años antes del congelamiento de fondos, la UPR alcanzó un récord en la cantidad de fondos provenientes de la NSF. Sobre $21.8 millones fueron al sistema universitario, de los cuales $19.4 millones fueron otorgados a la Administración Central, el Recinto de Río Piedras y el Recinto de Mayagüez.

Los fondos de la NSF son altamente competitivos –menos del 20% de las propuestas son premiadas después de un riguroso proceso de evaluación–. El recibir fondos de la NSF señala la calidad de los centros académicos y les indica a compañías privadas que en una región hay suficiente talento técnico para abrir fábricas de producción, centros de investigación y desarrollo, y para comercializar propiedad intelectual.

Las cantidades de fondos alcanzadas en el 2010 por la UPR comparan favorablemente con las de otras universidades en Estados Unidos y demuestran la calidad y el talento de los investigadores y educadores de este sistema.

Hoy, la UPR está bajo probatoria con la NSF por deficiencias en la contabilidad de tiempo y esfuerzo, una medida que le asegura a la agencia federal que esta pagando exactamente por el trabajo acordado. La suspensión de fondos de la NSF podría tener un impacto abrumador, afectando la economía, el futuro talento laboral y el prestigio, no solo de la UPR, sino de todo Puerto Rico.

En el ámbito de la economía, el recorte de fondos significaría despidos de personal, quizás el cierre de laboratorios enteros, y la pérdida de dineros “indirectos”, los cuales cubren costos generales de la Universidad, como la luz y el teléfono, que benefician a todos los programas académicos.

Como la UPR tomó prestados fondos del Banco Gubernamental de Fomento durante el periodo de probatoria, sin tener confirmación de que la NSF los reembolsaría, los problemas económicos se han amplificado.

A largo plazo, la suspensión de tantos proyectos de investigación representa una gran pérdida de propiedad intelectual en potencia: tecnologías y descubrimientos que de otra manera podrían servir un día para impulsar la economía de conocimiento de Puerto Rico.

Golpe al prestigio

Aun más preocupante: los fondos de la NSF apoyan la educación de cientos de estudiantes puertorriqueños. El entrenamiento que estos estudiantes reciben tiene gran demanda tanto en el ámbito académico como en empresas privadas. Sin fondos de la NSF, muchísimos científicos boricuas no hubieran podido hacer descubrimientos seminales ni convertirse en profesionales reconocidos. ¿Qué futuro puede tener Puerto Rico si se pierden estas oportunidades de entrenamiento?

Finalmente, la pérdida de fondos de la NSF representaría un gran golpe al prestigio de la UPR en el ámbito de la investigación. El difícil trabajo de atraer y retener talento en las aulas y laboratorios académicos se haría aún más difícil. Ante la amenaza de que la NSF también estará revisando las prácticas de contabilidad de otros programas federales, también existe el riesgo de que este meollo repercuta en recortes de otras agencias federales, fondos que sumaron más de $128 millones en el 2009 para Puerto Rico.

El problema de la NSF con la UPR es, por tanto, una emergencia a nivel nacional, a la par con la degradación del crédito bancario, excepto que en este caso sería la reputación académica del país la que bajaría de estatus.

Y lo más trágico es que esto se pudo haber evitado. Los investigadores y estudiantes demostraron su talento y competitividad. Es solo a raíz de la incompetencia administrativa que surge este problema. La administración de la UPR debe considerar seriamente cómo legitimar su relación con la NSF, no solo para beneficio de sus estudiantes e investigadores, sino también para beneficio del pueblo de Puerto Rico que, de seguro, se verá perjudicado.

La autora tiene un Ph.D. en Neurobiología de la Universidad de Berkeley y trabajó en los National Institutes of Health. Actualmente, es directora de CienciaPR.org.

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